Como hijos de Dios decimos:
Bienaventurada la mamá que acoge la vida y la acompaña durante su embarazo y toda su trayectoria histórica, porque en el cielo gozará de la plenitud de su vocación.
Bienaventurada la mamá que elige la vida del niño por encima de su sexo, salud, color de piel y ojos, condición económica, porque tratará con afecto a su hijo o hija y lo guiará en la verdad.
Bienaventurada la mujer que transmite vida y en ella encuentra el sentido a su existencia y a su ser en el mundo, porque construirá la historia como peregrina y no como espectadora.
Bienaventurada la mujer que vence los prejuicios de las ideologías y transmite a otras el valor y testimonio de la vida, porque será constructora de esperanza y vitalidad.
Bienaventurada la sociedad que acoge la vida de la madre y del hijo porque será una familia humana con futuro de fraternidad y paz.
Bienaventurada la ley que cuida al ser humano mamá y al ser humano hijo que se forma en su vientre, porque entonces será pedagoga y animadora de los derechos humanos.
Bienaventurados los varones que se comprometen con la vida de la mamá y de sus hijos por nacer porque habrá mayor posibilidad de familia, de sociedad y de nación. Amén.
p. Jorge Luis Basso
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