San Marcos 8,22-26.
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".
*"Lo condujo a las afueras del pueblo" - "Ni si quieras entres en el pueblo"... Esta acción de curar y la no difusión del hecho apuntan al llamado "silencio mesiánico", es decir: a presentar un Jesús en este Evangelio como el Mesías cuando se cumpla su muerte y resurrección. Recién allí se anunciará al Mesías, al Ungido, al Salvador...
*La curación real de un ciego es a la vez una parábola de la oscuridad y la luz, del no ver y luego ver. Hay una curación en dos fases: primero comienza a ver un poco y luego lo ve todo... Es maravilloso como el Evangelio nos muestra el origen y el crecimiento de la fe en Jesús...
*Los fieles, la Iglesia, necesitamos que Jesús nos vuelva a curar el corazón y a sanar la vista... No queremos ver cosas como si fueran árboles que caminan, queremos ver y servir a los seres humanos que están dolidos y excluídos...
Miércoles 19/02. Misa 19.30hs.
Luego reunión con las catequistas para comenzar el año.
Bendiciones para todos.
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