martes, 4 de diciembre de 2018

DESCUBRIR LAS HUELLAS DE DIOS EN LA CIUDAD

San Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!". ------------------
*La Iglesia aguarda con serena esperanza la navidad.
*El nacimiento de Jesús queda oculto para muchos sabios porque están llenos de la "sabiduría de este mundo" que les impide reconocer la fuente y origen de toda sabiduría. A muchos les alcanza lo transitorio de esta vida y se rinden ante el misterio de la muerte. Es una sabiduría sin esperanza!
*El pueblo sencillo, en el que nos encontramos, es capaz de abrir el corazón al misterio del nacimiento de Jesús y vive con alegría su llegada... En este sentido se escucha la alabanza de Jesús al Padre: te alabo Padre porque has revelado (corrido el velo) estas cosas a los pequeños...
*Como Iglesia vamos camino a Belén y tratamos de descubrir "las huellas de Dios" en nuestro lugar de vida... ¿Cuáles son esas huellas?...

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