La asamblea, como pueblo de
Dios, es sujeto activo de la liturgia. Todos los cristianos reunidos para
celebrar la Santa Misa tienen una participación
activa en la misma. Podemos observar que durante la celebración, varias
personas realizan algunas actividades pero siempre implican la participación de
todos, por ejemplo, una persona pasa a leer una
lectura del Leccionario pero los demás, deben realizar una escucha
atenta y receptiva de la Palabra proclamada
y posteriormente, dar respuesta oral: “Te alabamos, Señor”. Vemos como
en el momento actuó una sola persona pero, para que participen todos. Es
aconsejable que no siempre la misma persona realice la misma actividad. Nadie
tiene la exclusiva, nadie queda excluido.
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