La confesión es un hermoso sacramento que manifiesta el perdón de Dios sobre nuestros pecados. La misericordia se expresa de un modo único en él arrepentimiento, confesión, reparación y absolución de los pecados.
La confesión no es una terapia psicológica encubierta. Suele decirse "el cura es un buen psicologo", en realidad es un instrumento por el cual Dios nos acerca el perdón de los pecados... La psicología nos ayuda a detectar ciertas falencias humanas y nos orienta a como afrontarlas, en cambio una confesión hecha con fe y bien realizada desde el fondo del corazón "sana las heridas" del corazón humano.
Desde la doble mirada de la confesión: como confesor experimento el alivio que las personas testimonian cuando sus pecados han sido perdonados y como penitente yo vivo lo mismo. Vale la pena encontrar no solo un hombro para llorar los pecados, sino un instrumento de Dios para recibir su gracia sanadora.
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