María estuvo con Jesús en todos los momentos de su vida: el nacimiento, la vida oculta, desde un punto un poco más secundario durante su predicación y de un modo central junto a la cruz de su Hijo.
María acompaña a su pueblo y lo recibe en sus brazos cuando está agobiado, sufriente, desesperado. María nos consuela, María nos fortalece, María nos muestra a Jesús muerto y resucitado.
GRACIAS, MARIA, POR ESTAR CON ARGENTINA EN SU DOLOR.
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