jueves, 14 de octubre de 2010

CHILE Y LA PRESENCIA DE DIOS


Con las imágenes todavía grabadas en los ojos y el corazón quisiera invitarlos a rezar el Salmo 139 (138) que comienza diciendo:
Señor, tú me sondeas y me conoces...
Si subo al cielo, allí estás tú; si me tiendo en el abismo, estás presente v.8
Qué maravillas son tus obras Señor v.14
Este acontecimiento chileno y mundial nos enseña tantas cosas que sería imposible poder enumerar... Solamente quiero reflejar que el rescate siempre estuvo puesto en manos de Dios. También se podría señalar la precariedad del trabajo y de la vida humana y a su vez su grandeza y dignidad; el profesionalismo de todos los ámbitos intervinientes; el valor de la familia y el compañerismo; la audacia creativa para buscar soluciones; el apoyo espiritual y material del muchas personas e instituciones del mundo... etc, etc...
Nuestra parroquia oró por el pueblo chileno y por sus mineros-familias. Muchas parroquias han orado, muchos credos han levantado su plegaria.
Así como valoramos de modo incuestionable la vida que brotó del seno mismo de la tierra podamos aprender la lección de valorar la vida que brota del seno mismo de una madre. Que el sentimiento chileno tan valioso no lo hagamos pensamiento mamarracho convalidando el desprecio que algunos sienten por la vida en el seno de una madre.
Desde el seno de la tierra y desde el seno de la madre todos los hombres gritamos LIBERTAD.

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