domingo, 22 de agosto de 2021

PANDEMIA DE LA NEGACION

Negar la realidad es vivir en una "casta" o en una "burbuja" sin ver lo que realmente acontece. La negación como teoría y práctica impide que la inteligencia pueda estar asociada a la sabiduría de la vida y de la historia. La negación usa la inteligencia para ocultar la realidad y hacer como que acá no pasa nada, es ocultar el bosque detrás del árbol. Una forma de negación es "echar la culpa de todos los males" a los otros, siempre son los otros los culpables. Esconder la mentira, el robo, la disgregación del tejido social, el burbujismo dirigencial, es ceguera consciente que hace más grave las cosas porque "no hay peor ciego que el que no quiere ver" dice la sabiduría popular. Una vez más la dirigencia permanece en intercambio de acusaciones y falta de memoria, convierte la democracia en un juego de poderes económicos y de egos, quitándole el verdadero sentido de gobierno para el pueblo. Esta falta de representatividad y de comunicación real con la ciudadanía desgasta la esperanza y pone en riesgo el sistema. La Iglesia tuvo que enfrentar con un fuerte dolor y vergüenza el tema de la pedofilia y sus escándalos para renacer a la vida del Evangelio. ¿Cuánto tiempo más esconderemos bajo la alfombra la corrupción, la lucha por el poder de espaldas de los representados? Romper con la burbuja negacionista será posible con un verdadero dialogo y amistad social. Todos, comenzando por los dirigentes y siguiendo por la ciudadanía, necesitamos tomar conciencia que la anarquía y el autoritarismo personal o partidario no conduce a la felicidad del pueblo. Recemos a la Virgen de Luján y miremos con ojos renovados de fe al venerable Fray Mamerto Esquiu que será beatificado dentro de muy poco. Decía: cuando dejaremos de ser revolucionarios y comenzaremos a ser republicanos.

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