lunes, 12 de diciembre de 2016

HACE 30 AÑOS

En marzo de 1980 comencé a transitar la formación sacerdotal. Dios que me llamó con un corazón muy joven fue plasmando un corazón de pastor. Agradezco al Seminario de Córdoba Ntra, Sra. de Loreto la hospitalidad y la formación.

El 13 de diciembre de 1986 fui ordenado sacerdote junto a Jorge Vaudagna y Daniel Bruno en el Santuario La Consolata de Sampacho. En la misma celebración fue ordenado diácono, el ahora sacerdote, Erman Bosco.

Doy gracias a Dios por haber recibido el don del sacerdocio. Verdaderamente la experiencia es de asombro y pobreza: asombro que Dios quiera que lo haga presente en la Eucaristía, en el perdón, en los sacramentos, en el consuelo a tantos hermanos; pobreza y barro que Él se va encargando cada día de cuidar y modelar.

Doy gracias a las comunidades de General Levalle (1987-1990...La Cautiva, Ríobamba) donde comencé junto al P. Gerónimo Ducart como vicario parroquial; en el comienzo de 1990 y hasta junio de 1992 fui párroco en San Basilio (Malena y colonias), agradezco al P. Bustos la compañía y el consejo; en junio de 1992 y hasta finales de 1995 fui nombrado formador en el Seminario Jesús Buen Pastor (atención de Alpa Corral), a comienzos de 1996 fui párroco de Vicuña Mackenna (Washington, Paunero, Tosquita y las colonias) y durante varios años acompañamos la comunidad de Villa Sarmiento; en 2008 y hasta el presente comparto la vida y la fe con la Parroquia Luján Porres (Goretti-La Gruta)...
Junto a las tareas parroquiales, les cuento que, presidí durante once años la Junta de Educación Católica de la Diócesis y desde 2011 estoy de Vice Pte de Caritas Argentina Río Cuarto. A todos las personas que conocí y compartimos tanto les agradezco lo mucho que aportaron a mi fe, a mi perseverancia, a mi servicio.

Doy gracias a mi familia que me apoyaron en mi libertad ofrecida al Dios que me llamó y a la Iglesia de la cual formo parte con mucha alegría y convicción. A los amigos de antes y de ahora les agradezco su cercanía y consuelo.

Doy gracias a tantos sacerdotes que me acompañaron como formadores en el sacerdocio y la vida en el Espíritu. Les comparto la alegría del consuelo y cercanía de Dios en tantos hermanos desde hace 38 años.

Doy gracias a los Obispos y sacerdotes con quienes compartimos el presbiterio y con quienes hacemos lo posible de hacer presente el Reino de Dios, a pesar de mi pobreza y miseria que reconozco y pido perdón.

A quienes no pude o no supe comprender y acompañar les pido perdón y que hagan una oración por mí.

Gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén. Virgen de la Consolata, ruega por nosotros.-






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