La vocación sacerdotal es un regalo de Dios para el servicio del pueblo de Dios y para la sociedad toda.
Ser Párroco no borra los lazos humanos, al contrario desde la fe se pueden acrecentar y volverlos más humanos.
Florencia cumplió 15 años y como "tio cura" estuve presente. Comparto con uds. este testimonio. Con el padrino y su familia, unos amigos de San Basilio
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